Fuente: BBC News
El conflicto entre israelíes y palestinos continúa intensificándose y entra en su segunda semana, pese a los intentos de la comunidad internacional para poner fin a la violencia.
Después de un sangriento domingo, el día más mortal —con 42 palestinos muertos, entre ellos 10 niños, según el Ministerio de Salud— desde que hace una semana comenzara la escalada de enfrentamientos, este lunes continuaron los ataques aéreos sobre la Franja de Gaza, así como el lanzamiento de cohetes desde este territorio controlado por Hamás hacia Israel.
Por ahora no está claro que el conflicto vaya a desescalar. La operación militar de Israel contra los militantes del grupo islamista palestino Hamás en Gaza continuará «con toda su fuerza», dijo el primer ministro Benjamin Netanyahu, el domingo.
«Estamos actuando ahora, durante el tiempo que sea necesario, para restablecer la calma … Tomará tiempo», advirtió.
Hasta la noche del domingo, hora local, en Gaza habían muerto al menos 197 personas, incluyendo 58 niños y 34 mujeres, y hay más de 1.230 heridos, según el Ministerio de Salud controlado por Hamás.
Por su parte, diez personas, incluidos dos niños, han muerto en ataques con cohetes contra Israel desde el lunes, según autoridades israelíes. Casi 300 israelíes han resultado heridos.
El ejército de Israel dice que ha estado apuntando a líderes e infraestructuras vinculados a Hamás. Y en esa línea, este lunes dijo haber destruido túneles cavados por la organización y varias casas de los líderes de esta.
Ante esto, este lunes el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, llamó a un inmediato cese de la violencia y urgió tanto a Israel y a los palestinos proteger a los civiles, especialmente los niños.
Asimismo, el Consejo de Seguridad de la ONU celebró este domingo una reunión de emergencia con mediadores internacionales que esperan negociar un alto el fuego.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, abrió la reunión describiendo la violencia como «absolutamente espantosa» y dijo que los combates deben cesar de inmediato para evitar «una crisis incontenible en la región».
Pero al mismo tiempo continuaban los ataques aéreos israelíes, que este domingo impactaron una concurrida calle.
Los rescatistas palestinos han estado trabajando entre los escombros de al menos tres edificios destruidos, sacando cadáveres y buscando sobrevivientes.
«Nunca he cubierto ataques aéreos con tanta intensidad, las explosiones están en todas partes en Gaza, hay dificultades para comunicarse con los funcionarios para averiguar dónde son los ataques», dijo Rushdi Abualouf, periodista de la BBC en Gaza.
«El edificio en el que vivo en la parte occidental de la ciudad se sacudió como un terremoto«, escribió en Twitter. «Un estado histérico de caos, niños y mujeres en el edificio que alberga a más de 200 personas gritando».
El ejército de Israel dijo que atacó las casas del líder de Hamás, Yahya Sinwar, y de su hermano Muhammad Sinwar, a quien describió como jefe de logística del movimiento.
Ambas residencias, dijo el ejército, «servían como infraestructura militar» para Hamás.
Fuentes locales confirmaron a los medios de comunicación que la casa del líder de Hamás en la ciudad de Khan Younis, en Gaza, había sido bombardeada. No hubo informes inmediatos sobre la suerte de los dos hermanos.
Poco después del mediodía, militantes de Gaza lanzaron cohetes contra Ashkelon, Ashdod, Netivot y otras zonas del centro y sur de Israel, según medios israelíes. No hubo informes de víctimas.
El Domo de Hierro, el sistema de defensa de Israel, ha interceptado muchos de los cohetes lanzados por los palestinos.
El ejército israelí dijo que había visto la mayor concentración de ataques con cohetes en su territorio durante la semana pasada.
El sábado, diez miembros de una familia murieron tras ser alcanzados por un bombardeo israelí en un campo de refugiados en el oeste de Gaza.
En la misma jornada, un bombardeo israelí también destruyó un edificio de varias plantas que albergaba oficinas de medios de comunicación, incluido la agencia Associated Press (AP) y Al-Jazeera, así como otras oficinas y apartamentos.
En un comunicado, el Ejército israelí aseguró que el edificio albergaba activos militares pertenecientes a Hamás, el grupo militante palestino que controla Gaza. El propietario del edificio lo negó.
AP informó que el edificio fue atacado alrededor de una hora después de que las fuerzas israelíes ordenaran a la gente que evacuara las inmediaciones.
Esta semana, además, la violencia también se extendió al territorio palestino de Cisjordania, donde al menos diez personas murieron en enfrentamientos con las fuerzas israelíes, que respondieron con balas de goma y fuego real al lanzamiento de bombas de gasolina.
A medida que los enfrentamientos se intensificaron, en Israel también se produjeron graves incidentes de quemas de negocios y linchamientos en ciudades de población árabe y judía, lo que llevó al presidente del país a advertir de una «guerra civil».
Análisis de Jeremy Bowen, editor de Medio Oriente de la BBC
El final de las guerras entre Hamás e Israel ha seguido un patrón desde que Hamás tomara el control de Gaza en 2007.
Los mediadores internacionales han discutido varias opciones de alto el fuego. Eso es lo que los estadounidenses, los egipcios, la ONU y otros están tratando de hacer ahora.
Para que eso funcione, ambos lados necesitan ser capaces de decir a su gente que han ganado.
Hamás querrá decir que es el protector real de los derechos de los palestinos, no solo en Gaza sino también en la ocupada Cisjordania, incluido Jerusalén.
Israel querrá demostrar a su población que ha provocado un daño grave en la infraestructura de Hamás. Una frase muy utilizada es la de «restaurar la disuasión»: eso significa demostrar a sus enemigos que atacar a Israel tan solo provocará mayor dolor y sufrimiento.
A ambos lados les costará encontrar palabras para las familias en duelo o los niños traumatizados.
Este domingo en el Consejo de Seguridad de la ONU Israel y Palestina intercambiaron acusaciones, mientras la mayoría de las potencias reclamaron un fin inmediato de las hostilidades.
Riyad al-Maliki, ministro de Asuntos Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina, demandó a la comunidad internacional que condene los bombardeos israelíes y tome medidas para detener esta «agresión» y para acabar con el «apartheid» creado por las autoridades israelíes.
«No hay palabras para describir los horrores que nuestra gente está sufriendo», dijo Al Malki.
Por su parte, el embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, defendió la campaña de bombardeos en Gaza y aseguró que su país está tomando todas las medidas posibles para proteger a los civiles.
Erdan acusó a Hamás de ser responsable de las muertes al usar a su gente como escudos humanos mientras lleva a cabo ataques «indiscriminados» contra Israel.
Guterres, secretario general de la ONU, dijo que «la lucha debe terminar. Debe detenerse de inmediato. Los cohetes y morteros por un lado y los bombardeos aéreos y de artillería por el otro deben cesar».
Esos llamamientos a detener la violencia fueron la tónica general en las intervenciones de los miembros del Consejo de Seguridad, que en los últimos días ha estado discutiendo una posible declaración en respuesta a la escalada de la tensión, pero por ahora no ha logrado ponerse de acuerdo.
Análisis de Paul Adams, corresponsal de asuntos diplomáticos de la BBC
¿Está llegando a su fin la operación militar de Israel en Gaza, denominada «Guardián de los Muros»?No, obviamente. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que los ataques continúan con «toda su fuerza» y «llevarán tiempo».
En una conferencia de prensa el domingo, admitió que había «presiones», pero agradeció al presidente estadounidense Joe Biden, en particular, su apoyo.El enviado de Biden, Hady Amr, está en Israel desde el viernes, discutiendo la crisis con funcionarios israelíes.Inusualmente, al final de una semana que también ha sido testigo de una alarmante ola de violencia entre comunidades en ciudades mixtas judío-árabes, también se reunió con líderes árabes israelíes.
Dado que Estados Unidos, como Israel y muchos otros países, considera a Hamás una organización terrorista, Amr no se reunirá con una de las dos partes en conflicto.Cualquier mensaje para Hamás tendrá que pasar por interlocutores tradicionales, como Egipto o Qatar.Los informes locales sugieren que Hamás ha estado ofreciendo algún tipo de alto el fuego durante varios días, pero ha sido rechazado por Israel, que claramente quiere infligir el mayor daño posible a los militantes antes de que la lucha finalmente llegue a su fin.
Estos episodios siguen un patrón familiar: Israel hace hincapié en su indudable ventaja militar hasta que el clamor internacional por las bajas civiles y el deterioro de la situación humanitaria en Gaza exigen el fin de la operación.En la estimación de Israel, todavía no hemos llegado a ese punto.
Esta semana negra se desató el lunes tras un largo periodo de tensión entre israelíes y palestinos en Jerusalén Este.
Hamás había amenazado con atacar Israel, luego de que más de 300 palestinos resultaran heridos en enfrentamientos con la policía israelí en la Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes.
A su vez, esos incidentes se produjeron tras las disputas y los choques por los planes para desalojar a algunas familias palestinas de sus casas en el barrio de Sheij Jarrah.
Un grupo de colonos judíos reclama algunas de sus tierras y propiedades en los tribunales israelíes, de ahí la amenaza de desahucio sobre las familias palestinas en Sheij Jarrah, «uno de los principales barrios palestinos de Jerusalén Este, donde los palestinos se han quejado en los últimos años del creciente número de colonos judíos que llegan», explica Mohamed Yehia, editor del servicio árabe de la BBC.
Israel considera a toda la ciudad como su capital, aunque no es reconocida como tal por la mayor parte de la comunidad internacional.
Así, en los últimos años, el gobierno israelí y los grupos de colonos han trabajado para asentar a judíos en áreas palestinas cerca de la ciudad vieja.
Por su parte, los palestinos reclaman Jerusalén Este como la futura capital de su añorado Estado independiente.