Fuente: La Nación
Celeste Amarilla le había dicho a La Nación que vendió sus acciones en Arcángel SA “al ganar las internas y para no tener problemas”, pero aparecen millonarias deudas a cobrar a la firma, vigentes y que incluso aumentaron después de ubicarse en el Parlamento, según su última manifestación de bienes.
La diputada liberal Celeste Amarilla no soltó del todo el negocio de la merienda escolar, rubro en el que amasó fortuna mediante licitaciones públicas. Se la conoce como la reina del almuerzo escolar y en la época en que sus aliados políticos estuvieron en el poder (2012/2013) las firmas a las que estaba vinculada coleccionaron adjudicaciones.
Sus colegas y adversarios políticos, incluidos los de su partido, le refregaron siempre que se hizo de plata gracias a licitaciones públicas y que en su haber tiene muchas denuncias de corrupción relacionadas al negocio. Estos escraches fueron rutinarios hace un par de años en las sesiones de la Cámara de Diputados y viene siendo noticia en algunos medios de prensa, principalmente por el voluminoso negocio que se le atribuye.
Contratos por unos US$ 45 millones se le atribuyen a Amarilla en la última década a través de las firmas Pinoty y Arcángel SA.
Se la vincula con unas cuatro firmas proveedoras, grandes adjudicatarias de licitaciones según identificó la prensa a lo largo de las dos últimas décadas. Dos de ellas, Pinoty y Arcángel SA, todavía aparecen con suscripción de contratos en el portal de Contrataciones Públicas después de que Amarilla asumiera el cargo. Sus colegas incluso llegaron a filtrar la información de que ella estaba peleando por plata para gobernaciones para pago de merienda escolar a empresas con las que se la vincula.
Arcángel se adjudicó contratos de provisión de alimentos por G. 21.895 millones desde el 2018, algunos vigentes por ser plurianual.
La diputada había negado las denuncias de sus pares. Así también, había señalado en su momento a La Nación que vendió sus acciones en Arcángel SA a su amiga y socia que hoy aparece al frente de los negocios, María Isabel Gavilán. Remitió una factura (de venta al contado) en una ocasión con fecha 18/01/2018 en la que se consigna la venta de 92 acciones por valor de G. 920 millones.
Amarilla había asegurado que se desvinculó de los negocios con Gavilán al ganar las internas y “justamente para no tener problemas” por el cargo que ocupa.
Sin embargo, luego de hacerse públicas las declaraciones juradas, aparecieron millonarias cuentas a cobrar en su manifestación de bienes, datos que indican que la legisladora sigue ordeñando la firma proveedora que tiene millonarias contrataciones estatales.
En su declaración jurada al asumir el cargo de diputada, Amarilla registró cuentas a cobrar por G. 3.000 millones a la firma Arcángel SA. Un año después, en junio del 2019, el monto había aumentado a G. 3.425 millones. ¿En qué concepto arrastra deudas a cobrar en la mencionada empresa si ella había señalado que se desvinculó de la sociedad y de los negocios con la amiga?, es la pregunta que la parlamentaria no permitió que se le haga, ya que ignoró las llamadas y los mensajes remitidos desde este medio.
Así también, aparecen cuentas a cobrar a la otra empresa proveedora, Pinoty SA, por G. 4.500 millones. En total, el importe a cobrar consignado en el 2018 fue de G. 9.087 millones al asumir el cargo, a plazos de entre 24 a 36 meses, cifra que fue disminuyendo a G. 7.973 millones, según su manifestación de bienes del 2019, por lo que los cobros (al parecer) se fueron realizando a la empresa Pinoty, mientras que las deudas atribuidas a la firma Arcángel subieron G. 425 millones en un año.