Fuente: La Nación
El cantante canadiense, quien dijo que invirtió siete millones de dólares de su propio bolsillo para mejorar su espectáculo, ofreció el que quizás sea el show de medio tiempo más impactante visualmente, el cual tuvo todos los condimentos: desde juego de luces y fuegos artificiales hasta un sinfín de espejos y una multitud de bailarines acompañando la coreografía final.
Superando el formato de un miniconcierto, Abel Tesfaye, más conocido como The Weeknd, consiguió trasladar su particular universo a un estadio de football americano pese a las limitaciones logísticas por los protocolos contra el virus.
El canadiense apareció en un escenario ubicado en la grada y abrió el show con la canción Starboy frente a un decorado con una silueta urbana iluminada con luces de neón.
Los 12 minutos de espectáculo concluyeron con el cantante en el césped rodeado de más de un centenar de bailarines con sus cabezas completamente vendadas, mientras entonaba Blinding Lights y caía una lluvia de fuegos artificiales en la cancha.