fuente: El Mundo España
Los AirTag funcionan con el alcance de Bluetooth LE (unos 20 o 50 metros dependiendo de la localización) y si el teléfono tiene el chip U1 (presente en las últimas dos generaciones de iPhone) no sólo es posible obtener una localización aproximada del objeto (o pedirle que emita un sonido), sino también recibir instrucciones precisas en al pantalla del teléfono sobre cómo encontrarlo.
Una de las ventajas de los AirTags es que cuando estos localizadores quedan fuera del alcance de nuestro teléfono, cualquier otro iPhone actúa como un sensor para encontrarlo. Con que alguien pase cerca, el localizador será capaz de enviar su señal de localización al dueño.
Apple habla de que gracias a este sistema, hay una red de más de mil millones de dispositivos en el mundo que pueden actuar como sensores pero, esto es importante, esa cifra es solo potencial. Los teléfonos deben estar actualizados a la versión 14.5 del sistema operativo iOS, que se lanza esta semana. En un primer momento, el número de «sensores» será menor.
Esta comunicación, en cualquier caso, es siempre cifrada y segura. Ni siquiera Apple sabe qué objetos están perdidos o su localización. Tampoco el teléfono de la persona que pasa cerca de ellos. Los sensores están emparejados criptográficamente con la cuenta de iCloud del usuario.
Aun así, hay algunas salvaguardas para evitar que se puedan usar como dispositivos de seguimiento. Si un AirTag detecta que está en movimiento durante mucho tiempo sin acercarse a su dueño, emitirá un pequeño sonido. Si pasa demasiado tiempo, incluso en movimiento, cerca de un iPhone que no es del dueño, también mostrará un aviso en la pantalla del teléfono.
Configurar un AirTag es muy sencillo. Apple los vende de forma individual a 35 euros o en un pack de 4 por 119 euros. Se pueden pedir con iconos, emojis o iniciales en el frontal, pero por lo demás, son un circulo blanco del tamaño de un botón de abrigo.
Una vez abierto, sólo hay que retirar el práctico protector para activar la batería y acercarlo a un iPhone para comenzar el proceso de emparejado. Una vez emparejado, el AirTag aparecerá dentro de la pestaña de Objetos dentro de la app buscar.
En cualquier momento se puede pedir que emita un sonido para localizarlo. El sonido es agudo y lo suficientemente alto como para escucharlo dentro de casa cuando estamos en la misma habitación, algo más difícil de escuchar en exteriores.
La función de Buscar con precisión es tal vez lo más sorprendente porque guía muy bien al usuario hasta el objeto, tanto de forma visual como con vibración y sonido (importante para usuarios con un grado de discapacidad visual). Es como tener una especie de varilla de zahorí digital.
En Buscar también se puede activar el modo de «objeto perdido», esto permite añadir un mensaje al AirTag con un teléfono o datos de contacto si queremos. De tal forma que si alguien encuentra nuestro objeto y acerca a él su teléfono, podrá ver la información necesaria para devolvérnoslo.
Este modo también permite activar la opción de bloquear el emparejamiento, para evitar que alguien robe el AirTag y lo reutilice.
El AirTag es el único dispositivo de Apple, creo, con batería intercambiable. Utiliza pilas de botón, bastante comunes, aunque en realidad no es necesario cambiarlas muy a menudo. Para un uso típico, una pila tiene autonomía suficiente para todo un año.
Es importante señalar que recién salido de la caja no incluye ningún sistema para adherirlo a una superficie o usarlo como llavero. Apple vende correas y llaveros como accesorios y es probable que pronto veamos opciones de terceros también más baratas (al igual que ha ocurrido con las correas del Apple Watch).
La función de los AirTags es encontrar objetos perdidos. Llaves, bolsas, paraguas… ese tipo de cosas. Se puede utilizar también para mascotas, aunque cuando está en movimiento la aplicación Buscar no puede dar información muy precisa de la localización por motivos obvios, tan solo dará avisos de que el AirTag se encuentra dentro del radio de cobertura y está en movimiento.
Pero los AirTags no previenen del todo el robo, porque es muy fácil desactivarlos si el que encuentra el objeto así lo quiere (basta con quitarles la batería, por ejemplo). Tal vez escondiéndolos muy bien en una bolsa se podría usar en este escenario, pero como he dicho antes tarde o temprano empezará a emitir un sonido para evitar que se pueda usar como dispositivo de seguimiento.
Tampoco sirven para no olvidarse las llaves en casa o el paraguas en un restaurante. Ésta es tal vez la omisión más extraña porque técnicamente no debería ser difícil que el teléfono recibiese una notificación al perder el contacto con un AirTag cercano. Dado el alcance de Bluetooth es posible que este tipo de notificaciones generase varios falsos positivos, pero es una función que podría ser útil en algunas ocasiones.
Por lo demás, los AirTags son lo que se espera de ellos. Su precio es bajo y pueden ser útiles para poner en el llavero, el bolso o el collar del perro. No son muy diferentes a los llaveros Tile o Chipolo que ya estaban a la venta, pero cuentan con la ventaja de tener una red de búsqueda por terceros dispositivos mucho mayor y, como suele ser habitual, una mejor integración dentro del ecosistema de productos y dispositivos de Apple.